domingo, 27 de mayo de 2007

La búsqueda

Hay un poema que habla sobre nuestras búsquedas y sobre nuestros miedos. El miedo es un sentimiento curioso...diseñado por la naturaleza para nuestra superviviencia, manipulado por nuestro yo puede llevarnos a la catástrofe...existen multitud de miedos, unos mayores que otros, pero casi todos, perversiones del mecanismo original.

El Miedo puede llevarnos a rechazar aquello que llevábamos siglos buscando, aquello que había dado sentido a nuestra vida. Y cuando lo alcanzamos, por miedo, damos media vuelta y corremos tan lejos como podemos, sin mirar atrás.

En el poema, una persona buscaba a Dios. Un día encontró su casa, pero al ir llamar, pensó: "Si por casualidad ésta es la verdadera casa de Dios, entonces mi búsqueda ha terminado. Me he identificado con mi búsqueda y no sé hacer otra cosa. Si se abre la puerta, mi búsqueda termina, y entonces, ¿qué?", asi que salió corriendo, tan rápido como pudo, sin mirar atrás. Y dice: "Sigo buscando a Dios. Sé dónde está su casa, por eso la evito y busco por otros lugares. El desafío es grande, la emoción también y mientras busco sigo existiendo. Pero en lo más profundo de mí, sé que no busco a Dios. Mi búsqueda es para nutrir mi yo".

Es muy curioso, pero cierto. Quizá debemos pararnos un rato, y evaluar nuestra vida y nuestros objetivos, para saber realmente qué estamos haciendo, qué estamos buscando y sobre todo, de qué estamos huyendo...parece que el precio es nuestro yo...

El precio de ser uno mismo

Quien se atreva a ser uno mismo, debe saber cuál es el precio a pagar. Y ese precio puede ser muy alto.

Ser uno mismo significa: (1) no ser manipulable, (2) ser independiente, (3) estar acostumbrado a la soledad, (4) tener claros tus valores, (5) tener claros tus objetivos, (6) tener claro lo que le pasas a alguien y lo que no, (7) tener claros cuáles son tus principios fundamentales, (8) ser humilde para poder seguir aprendiendo a ser uno mismo... y un montón de cosas más.

Por todas esas cosas, la mayoría de la gente creerá que eres raro, que no eres como ellos, que no sigues las normas y las convenciones sociales...y te dejarán solo...porque no te entenderán.

Quizá, con el tiempo, das con alguien que, como tú, no sigue la manada, que prefiere ser uno mismo, y entonces, quizá, puedas disfrutar un tiempo de alguien que dedica su vida a tu misma búsqueda, pero la mayoría de las veces, el precio de ser uno mismo es...la soledad.

Entre la soledad y dar una vuelta por tu cárcel...¿quién es capaz de elegir?

domingo, 20 de mayo de 2007

La amistad

La amistad. Parece que en nuestra sociedad de hoy es obligado, si eres un tipo integrado en la sociedad, tener muchos amigos. Si tienes pocos o ninguno, entonces debes ser un tipo raro, algo pasa contigo. Pero si te pones a escarbar y rascar un poco en la superficie, descubres que la mayoría no pasa de la superficie. Que el concepto de amistad es uno más de todos esos conceptos etéreos con el que todo el mundo se llena la boca y con el que todo el mundo presume, pero si preguntas un poco hondo, si esperas, te das cuenta que la mayoría vive estereotipada, sin tener claros los conceptos fundamentales, lo que significan para cada uno y qué exigen y qué ofrecen en cada uno de ellos.

La amistad es uno de esos conceptos que engloba demasiadas cosas de las que este mundo que tenemos ahora carece: carece del valor de la palabra, carece del valor de la compasión, carece de la capacidad de empatía, carece de la capacidad de ver al otro, de la necesidad de ponerse en la piel del otro, del valor de escuchar, del valor de compartir, de la necesidad de acompañar y estar acompañado y sobre todo, de la valentía de aceptar al otro y a tí mismo como realmente es y eres.

Sorprende, pero la mayoría de nosotros, no estamos dispuestos a tener verdaderas relaciones de amistad. Porque eso nos haría enfrentarnos con nosotros mismos y nuestro interior. Y el recogimiento y el trabajo de nuestro interior (inconsciente que dirían algunos)asusta...mejor me quedo en la superficie...estoy cómodo...no me pidas mucho...te daré lo que todo el mundo...son las reglas del juego.

Y entonces, por el miedo al que dirán y sobre todo, a la soledad, nos prostituimos en relaciones que arañan nuestro corazón y nuestro interior, cada minuto del día, y nos convertimos en zombies que sólo quieren huir, cada minuto del día, del profundo asco que sienten y que disfrazan ese sentimiento, con cualquier tipo de adicción: al trabajo, al sexo, a las emociones fuertes, al budismo, al hinduismo, al karma tántrico, etc...y entonces tenemos una sociedad descrita perfectamente en los libros de Houellebecq.

¿Alguien quiere romper las reglas del juego y atreverse a ser uno mismo?

miércoles, 9 de mayo de 2007

El trabajo sobre uno mismo

Creo que una de las cosas fundamentales de la vida es el descubrimiento de quién es uno. Y aunque parezca mentira, ese descubrimiento no llega en los primeros años de tu vida, ni siquiera en la mitad de la misma. Creo que es un trabajo de toda la vida. Estoy convencida de que el minuto antes de tu muerte descubres algo más sobre tí, si tienes la oportunidad de vivir conscientemente ese minuto antes.

Descubrir quién es uno tiene que ver con el trabajo duro de examinarte continuamente, de romper tus límites, de abandonar tu zona de comodidad y arriesgarte a ver más allá de lo que estás acostumbrado. Es fundamental ver. Ver, no juzgar. Simplemente ver.

La mayoría de las personas no vemos, juzgamos y prejuzgamos según nuestra experiencia previa y según nuestros miedos y ambiciones. No vemos a los demás y sobre todo, no nos vemos a nosotros mismos. Porque vernos a nosotros mismos significa estar incómodo, porque descubres cosas de tí que a lo mejor no te gustan tanto como quisieras. Porque puedes descubrir que tienes todo lo bueno y también todo lo malo de un ser humano. Porque también puedes descubrir lo que tú creías que eran elecciones personales, tienen más que ver con tu educación y tu nivel socio-cultural-económico-financiero que con cómo serías de verdad sin todo eso, o con todo eso, pero con plena capacidad de decisión.

La mayoría de las personas tampoco nos arriesgamos demasiado cuando estamos confortablemente instalados en una situación que, quizá no es la deseable, pero sí es acogedora. Romper tus límites y ver hasta dónde llegarías si no los tuvieras no es algo que se plantee la gente. Porque puedes sufrir.

Para mí, la vida consiste en descubrir quién eres. En arriesgarte cada vez más. En ver más y mejor. En tratar de identificar y romper todos aquellos límites que la sociedad, nuestros padres, nuestras parejas, nuestras circunstancias y nosotros mismos nos hemos puesto. Y en saber manejar las experiencias que de ese arriesgarte puedan surgir.

Como dijo Sartre (la cita no es textual)...no somos lo que nos han hecho sino lo que nosotros hemos hecho de aquello que nos hicieron...