domingo, 3 de octubre de 2010

La tristeza

La tristeza es un traje que aparece de repente. Un traje que siempre queda grande. Que nadas y te enredas en él y que por mucho que quieras quitártelo, o al menos, hacértelo a tu medida, se te escapa.

Se te escapa de todas, todas. Da igual que elijas al mejor sastre. Da igual que tengas maestría en el vestir. Este traje es único. Único para que te pierdas en él, para que tus formas vayan desapareciendo sin más, hasta que de tí no quede ni un resquicio. Un día aparece, y cuando menos te lo esperas, de tí ya no queda nada.

Nada, salvo la percha que sujeta ese traje, que se ha hecho majestuoso, colosal, y que de ninguna manera se puede quitar. Tampoco se mancha. Cada día parece más limpio. Cada día tú eres menos tú y más ese traje que te diluirá hasta la nada.

Y a medida que se va haciendo un hueco en tí, tú te vas encogiendo en ese mismo hueco, hasta que un día el hueco es inmenso y tú has desaparecido dentro. Y la puerta no existe. El hueco es hondo y negro y por miedo, tú vas cerrando los ojos y la mente, y la lucidez, porque el miedo lo llena todo. Porque la oscuridad lo llena todo.

Y llega un momento en el que el hueco, de puro estar en él, se hace cómodo. Has dejado de pensar. Has dejado de tener miedo. Sólo sientes una extraña sensación de comodidad, donde antes sentías tristeza. Y todo pasa a cámara lenta. Y en voz baja. Con el sonido en bajo volumen. Pareciera que estuvieras rodeado de algodón y que el mundo estuviera lleno de algodón.

Seres de algodón en un mundo de algodón. Seres que habitan huecos. Seres que una vez tuvieron miedo y ahora viven anestesiados y trajeados, vestidos de tristeza, vestidos de algodón.

Y así pasan los días, lentamente, confusamente, en un estado de duermevela, hasta que el hueco ocupa todo el espacio y aquél que eras tú, desaparece, oprimido por el vacío hueco.

Se terminan entonces los seres de algodón, los trajes, el mundo de algodón, la anestesia, hasta que todo el espacio, y toda la luz, y todo el sonido y todo el mundo, se convierte...en un único y gran hueco.

El hueco originario y primitivo. El origen del todo y de la nada...y todo vuelve a empezar...y con ello...la tristeza...

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