domingo, 24 de junio de 2012

El lugar donde nacen las palabras

Dentro de nosotros existe un lugar donde nacen las palabras.

No me pidáis que os diga dónde está, porque no lo sé. Sólo sé que existe.

Un lugar que proporciona equilibrio. Un lugar que te permite establecer una relación entre tu mundo y el mundo de los otros. Un lugar donde se cocinan a fuego lento las emociones, los sentimientos, el dolor y la felicidad.

A veces yo me escondo ahí. Adentro, muy adentro. Ahí me siento segura. Ahí siento que estoy en mi lugar.

A infinitos metros de la realidad. En mi geografía subterránea. En mis dominios. A donde sólo yo puedo llegar. Eso me protege de mí misma. También me protege de los demás.

Un lugar donde puedo enfrentar mi sombra. Donde puedo enfrentar mis miedos. Donde puedo enfrentar mi dolor. Un lugar donde convertirme en señora de mí misma, y desde ahí, salir al mundo. A la realidad. A la realidad de los otros.

Un lugar donde tejer mis experiencias, mis ilusiones y mis deseos. Donde darles forma. Donde me permito ser yo.

Me descubro, y descubro mis heridas. Me despojo de mis personajes y mis experiencias. Para simplemente estar. Para simplemente ser.

Y ahí, me quedo muchas veces acurrucada. Pierdo la noción del tiempo y del espacio. Y de dónde muchas veces me cuesta salir.

Porque a veces no hay conexión. A veces no hay nada entre mi yo el y el mundo. Permanezco suspendida en un lugar y un tiempo extraño, hasta que, de repente, algo toma forma, algo atraviesa mi ser, para manifestarse, a través de la palabra.

Eso es lo que pasa en el lugar donde nacen las palabras...